Que no se nos olvide sonreir

que no se nos olvide sonreir
Las calles de Estambul saben muy bien como sonreir.

Ya ha pasado más de un año desde que el Coronavirus llegó para quedarse. Por cuanto más, nadie lo sabe con certeza.

Un año ya desde que muchas de las actividades cotidianas y normales de nuestra rutina diaria se limitaron o suspendieron indefinidamente.

Salir a bailar, caminar, pasear al perro, ir a la escuela y juntarse con los amigos en un bar o con la familia en el almuerzo del domingo, se encuentran dentro de la larga lista de actividades que se volvieron «peligrosas».

Increíble pero cierto. Sin embargo, hay otra actividad o ejercicio natural que todos hacemos diariamente sin darnos cuenta que extraño mucho y cuya visibilidad también se ha visto perjudicada en nuestra relación y comunicación diaria:

  • Sonreir.

Sí, sonreir. Para ser claro, nadie nos ha prohíbido sonreir, pero si nadie ve que lo hacemos es como si no lo hicieramos. Es invisible.

La omnipresente mascarilla nos ha privado de apreciar algo tan natural y espontáneo del ser humano y pieza fundamental de la comunicacion no verbal que utilizamos en nuestra rutina diaria.

Ya nadie sonríe y si lo hace da lo mismo porque no se ve. Al estar oculta bajo el barbijo no se puede decodificar completamente el mensaje que se esta entregando y la interacción entre dos o más personas queda incompleta, vaga. Ya no es lo mismo.

la imporancia de sonreir en los viajes
Con este camionero de Bulgaria no paramos de reir durante todo el viaje. Ni él hablaba español ni yo búlgaro.

¿Pero la mirada también cuenta, no?

Claro, la mirada comunica mucho. Los ojos son muy poderosos y transmiten muchas emociones, pero se quedan cortos sin su complemento de toda la vida. Vuelvo al punto: la comunicación ya no es igual.

Puedes estar muy alegre o al revés, molesto y triste, por algún encuentro con alguien. También lo puedes estar por una buena noticia o una mala; por un chiste gracioso o uno de pésimo gusto. Te pueden pasar muchas cosas durante el día. Tu mirada algo dirá sobre aquello, pero si llevas puesta una mascarilla será muy difícil o muy pocos notarán como te sientes en realidad.

Aunque tengas la sonrisa más iluminadora, contagiosa y expresiva del mundo en estos tiempos de Covid no se puede ver.

Desde hace un tiempo siento que se nos ha olvidado sonreir. Algunos dirán que no hay mucho por lo que estar contento dadas las actuales condiciones. Es válido. Pero lo que está pasando no puede convertirnos en personas tristes, desanimadas y depresivas.

Con solo prender la TV y ver las noticias por un rato uno se pone mal. A pesar de esto me rehuso a atraparme en ese círculo vicioso de estado de ánimo negativo que abunda hoy por hoy.

Sé que no es fácil. Es aquí donde me hace falta sonreir. Me hace falta que vean mi sonrisa cuando alguien dice algo gracioso o cuando saludo al llegar a una tienda a comprar y decir buenos días. De la misma manera me falta ver la de los demás cuando responden a ese saludo o reaccionan después de una buena historia y un par de copas.

Una sonrisa es como un hola antes de que la primera palabra salga de nuestra boca.

Me hace falta sonreir y que se note.

la importancia de sonreir
Incluso cuando las cosas no resultan hay que sonreir. Cuando no te llevan, por ejemplo.

En mi viaje haciendo dedo por Europa de un año sonreí mucho. Mi sonrisa fue una de mis principales fortalezas durante esta aventura.

Cuando se viaja de esta forma solo hay algunos pocos segundos de contacto visual entre el conductor y el mochilero que esta parado al lado del camino.

En estos pocos segundos de interacción una buena sonrisa es fundamental para inspirar confianza e influir en la decisión del que va manejando. Para el mochilero también, ya que si el que viene arriba tiene mala cara es mejor seguir esperando, ya que no dan muchas ganas de subirse.

¿Te imaginas haciendo dedo con mascarilla?

Hubiera pasado horas esperando sin éxito. El contacto visual hubiese sido mínimo y el solo hecho de tener la cara tapada con la mascarilla habría inspirado desconfianza para todos los conductores. Hubiese sido un fracaso o muy difícil de lograr.

Gran parte de ese viaje lo hice por países donde no sabía el idioma: Croacia, Serbia, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, Albania, Rumania, Eslovenia, Montenegro, Kosovo y Macedonia del Norte. Con suerte conocía las palabras básicas para saludar y pedir una cerveza.

Mi sonrisa fue el mejor medio de comunicación durante el viaje, me abrió muchas puertas y me ayudó a conocer personas maravillosas y vivir experiencias inolvidables.

Por eso extraño ver a la gente sonreir. Lo hice tanto y disfruté mucho ver a personas de todo el mundo sonriendo conmigo que ahora que no nos vemos la cara (la cara completa) parece que no lo hicieramos. Y es lamentable.

Hace poco y después de varios meses en cuarentena y sin salir de casa encontré un trabajo temporal. Era un trabajo en el que tenía que hacer distintos trámites por la ciudad y dentro de la empresa. Fue bastante bueno volver a estar activo después de tanto tiempo guardando cuarentena y tratando de no salir, pero fue extraño.

Cada vez que conocía a una persona o llegaba a un lugar trataba de ser lo más amable posible y sonreir, como siempre. La sonrisa me salía natural, pero muchas veces me di cuenta que a pesar de lo mucho que lo hacía no se notaba, ya que tenía la mascarilla puesta. Era una sonrisa sin ningún valor y efecto.

Tampoco podía ver la reacción de las otras personas, ya que todos andaban con mascarillas. Fue un poco frustrante comunicarse así porque siempre faltaba algo. Era todo muy frío y no me gustaba.

Ojalá que con el correr de los meses cambie el panorama y se flexibilicen las medidas para reencontrarnos nuevamente en un ambiente de alegría y amistad. Espero que volvamos a compartir buenos momentos y sonreir juntos como antes y con más ganas aun por todas esas sonrisas censuradas y desperdiciadas.

Se extraña ver a la gente sonreir libremente y sin miedo. Extraño sonreir libremente sin tener que ocultarlo.

Que no se nos olvide sonreir al final de todo esto. Más temprano que tarde esto pasará.


¿Y a tí, también te hace falta sonreir?, ¿lo has notado en tu día a día?, ¿cuánto te afecta en la relación con otras personas?

Cuéntame en los comentarios.

Muchas gracias por pasar por acá 🙂

Pato – En Modo Viajero

Deja una respuesta

Responsable de los datos » Patricio Repol (el viajero).
Finalidad » Gestionar los comentarios.
Legitimación » Tu consentimiento.
Destinatarios » Los datos que me facilitas estarán ubicados en los servidores de Cpanelhost (proveedor de hosting de En Modo Viajero).
Derechos » Puedes ejercer tus derechos de Acceso, Rectificación, Limitación o Suprimir tus datos en patricio@enmodoviajero.cl.
Más Información » Puedes ver más información en mi Política de Privacidad.

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.