Autostop de Sarajevo a Mostar: viajando por Bosnia

Después de unas lindas semanas en Sarajevo, llegó la hora de partir. En el horizonte me esperaba la bella ciudad de Mostar y su maravilloso Puente Viejo. El viaje haciendo autostop por Europa, por Bosnia, debía continuar y yo estaba preparado para afrontar esta nueva aventura.

Sin embargo, no sería un viaje fácil.

Ya tenía una primera experiencia que no había sido para nada buena cuando viajé haciendo autostop de Belgrado a Sarajevo. En esa oportunidad nadie paró y tuve que completar el viaje en bus.

Habían pasado un par de semanas y ahora estaba en otra zona del país, en la capital, pasaban más autos y viajeros (se acercaba la temporada de vacaciones), por lo cual tenía confianza de que este nuevo intento haciendo dedo por Bosnia iba a ser completamente diferente y positivo.

Con esta mentalidad y con el corazón lleno de buena onda por las gratas experiencias que había vivido en la ciudad, salí una mañana de día lunes con la intención de viajar haciendo autostop entre Sarajevo y Mostar.

autostop entre sarajevo y mostar
Listo para el viaje.

Después de tomar desayuno con los amigos del hostal en el que estuve haciendo voluntariado, agarré mi mochila y comencé a caminar por la siempre populosa calle de Tito, en dirección al este.

Era un lindo día, ideal para pasear un poco más por Sarajevo. La había pasado muy bien y casi como que no quería irme de la ciudad. Esa última caminata sirvió como la despedida de un lugar que nunca olvidaré.

Después de caminar algunas cuadras tomé uno de los antiguos tranvías que corren por las calles llenas de historia de Sarajevo, para alcanzar el lugar desde donde iniciaría el viaje.

Cuando me bajé del tranvía me di cuenta que la carretera estaba justo al lado de la parada. Además, había un muy buen lugar para hacer dedo, con bastante espacio y justo después de un semáforo. No tenía que caminar más, solo tenía que cruzar la calle para comenzar. El escenario se veía muy alentador.

Preparé todo como siempre: las mochilas ordenadas y visibles a un costado de la ruta, saqué mi cartel y comencé a sonreir a todos. Esta rutina ya era parte de mi vida viajera. La seguía casi de forma natural como quien se lava los dientes antes de acostarse.

autostop entre bosnia y sarajevo
El lugar era muy bueno para hacer autostop.

Después de un par de horas esperando sin éxito comencé a preocuparme. A pesar del buen lugar en el que estaba, nadie paraba. Tal vez es muy temprano, pensé. Debe ser porque es lunes y no hay muchas personas que vayan en esa dirección, también me cuestioné. Preguntas y respuestas de todo tipo comenzaron a circular por mi cabeza acerca del porqué nadie paraba. Pensar erá lo único en lo que podia ocupar el tiempo en ese momento. Tenía tiempo de sobra para pensar en cualquier cosa.

Cuando ya llevaba 4 horas esperando los fantasmas del anterior viaje frustrado a Sarajevo aparecieron. ¿Será que en Bosnia no funciona hacer autostop?, ¿tal vez no estoy en el mejor lugar?, ¿esta carretera irá para Mostar?, ¿o será que estoy sonriendo mucho?

Las dudas se sumaron a mis mochilas y se transformaron en acompañantes indeseables mientras esperaba a que alguien parara.

A esa hora del día, tipo 3 de la tarde, estaba bastante caluroso y la hora de almuerzo ya se había pasado. Como quería moverme un poco, ya estaba cansado de estar en el mismo lugar, agarré mis cosas y fui a comprar algo para comer a un supermercado que estaba a unos cuantos metros de distancia.

Dale una vuelta al resumen de mi viaje haciendo autostop por Bosnia, la undécima parte de mi viaje a dedo de un año por Europa.

Mientras me servía la bebida y unas galletas, el menú ejecutivo de la tarde, comencé a replantearme la estrategia del viaje. A ver el mapa para confirmar si estaba en el lugar correcto y calcular la distancia para saber en cuanto tiempo podría estar en Mostar si lograba conseguir un auto en los próximos minutos. Estaba seguro que podía conseguir algo pronto.

Después de almorzar y descansar un poco a la sombra en el estacionamiento del super volví a pararme al lado del camino. Seguía caluroso, pero ahora había más viento y algunas nubes se asomaban a lo lejos.

La comida había servido para recargar pilas y volver a motivarme. Sonreía, movía las manos y saludaba a quienes pasaban tratando de crear algún tipo de empatía y buena onda, como si recién hubiera llegado.

Cuando se viaja haciendo dedo lo único que queda es confiar en la empatía y buena onda de quienes pasan. La actitud y disposición frente al viaje es lo único que depende de uno.

autostop por bosnia
Almorzando y descansando antes de continuar el viaje.

Una hora más tarde comenzó a nublarse. Fue extraño porque seguía caluroso. Para mi mala suerte, las pocas nubes que aparecieron tramaban algo más que solo cubrir el sol.

No pasó mucho tiempo para que el cielo sobre mi cabeza se cubriera y comenzara a llover. No era una lluvia fuerte, pero igual necesitaba cubrirme por las cosas que llevaba en la mochila, mi computador y mis cámaras. Por fortuna al lado de donde estaba parado había un carro con un techo que sirvió como refugio.

Mientras estaba ahí comencé a buscar mi chaqueta para la lluvia. La busqué en la mochila donde siempre la guardo, pero no estaba. Luego abrí donde llevo el resto de la ropa pensando que la había puesto ahí, pero tampoco estaba. Ya la estaba dando por perdida cuando recordé que la había dejado colgada en el hostel, justo detrás de la puerta de entrada. Al menos en ese lugar la había visto por última vez, pero no estaba seguro.

Para confirmarlo, busqué una señal de Wifi y le mandé un mensaje a mi compañera de hostel para que la buscara. Era el último lugar en el que la había visto. Si no estaba ahí la había perdido.

Al rato me respondío confirmando que estaba colgada bajo otra chaqueta. Sentí un gran alivio, ya que era una chaqueta que me servía mucho cuando llovía y me había costado un poco cara. Por otra parte, este olvido significaba que no podía irme de Sarajevo, no al menos ese día. Tenía que volver por la chaqueta. No podía viajar sin ella.

Mientras esperaba el tranvía para volver cubriéndome de la lluvia que le quedaba a la única nube que había en el cielo, comprendí todo.

Suena un poco cliché, pero no pude evitar recordar esta frase: Todo pasa por algo.

Que no parara nadie durante las más de 4 horas que estuve esperando, tal vez tenía que ver con la chaqueta. No podía irme de Sarajevo, porque tenía un tema pendiente en la ciudad: había olvidado algo importante y no lo sabía.

De alguna u otra forma la larga espera y la lluvia me habían ayudado, ya que gracias a esta última me acordé de la chaqueta, vi que no la tenía y luego confirmé que estaba en el hostel. La frase todo pasa por algo cobró más significado que nunca en ese momento.

Cuando llegué al hostel lo primero que hice fue agarrar la chaqueta y meterla a la mochila. No quería olvidarla de nuevo. Como ya era un poco tarde y se estaba oscureciendo, decidí pasar la noche en Sarajevo y volver a intentar el viaje la mañana siguiente. No tenía mucha opción.

Mis amigos no tuvieron ningún problema en que me quedara una noche más. Pasamos el resto de la tarde conversando y de paso aproveché de comprar un Burek (espiral de masa fina relleno con carne) para la última cena en Sarajevo.

Te dejo este dato: Dicen que los mejores bureks de los balcanes se hacen en Sarajevo. He viajado por toda la región y confirmó esta afirmación. Son los mejores, no dudes en probarlos.

Al día siguiente salí temprano y volví al mismo lugar del día anterior. Revisé como tres veces la mochila para confirmar que estaba todo y no repetir lo que había pasado el día anterior.

Había dormido bastante bien y estaba con muy buen ánimo para afrontar un nuevo día de aventura e incertidumbre. Sabía que sería un gran día.

Una vez en el lugar preparé todo y me puse a esperar. El libreto de cada nueva jornada de autostop ya me lo sabía de memoria y me encantaba aplicarlo en escena.

Esta vez fue todo lo contrario a la jornada anterior, ya que la espera duró solo 20 minutos. Una pareja de alemanes que viajaba en una furgoneta paró a un costado del camino para ayudarme en mi travesía. Un día después podía decir ¡Hasta siempre Sarajevo!

autostop entre sarajevo y mostar
Camino a Mostar.

Los chicos estaban viajando hace algunas semanas en la furgoneta y para mi sorpresa venían de Colonia, la ciudad en la que había vivido cuando hice la visa Working Holiday en Alemania. Además, hablaban muy bien español, ya que habían vivido en Argentina.

Eramos unos completos desconocidos, pero nos dimos cuenta que teníamos muchas cosas en común, ya que veníamos de la misma ciudad en Alemania, hablabamos el mismo idioma (igual me defendía con el alemán) y estabamos viajando por los balcanes. Coincidencias locas y muy entretenidas que pasan viajando.

El viaje fue muy grato. Los chicos eran muy buena onda y pudimos hablar de muchas cosas. Además, el paisaje montañoso de las carreteras de esta zona de Bosnia era espectacular.

En menos de dos horas llegamos a Ostrozac, una pequeña ciudad a medio camino de Mostar, a un costado del lago Jablanica. Los chicos se quedaron acá, ya que querían recorrer la zona. Yo continué haciendo dedo a Mostar, aprovechando la sombra de una parada de buses. Hacía mucho calor.

autostop por bosnia
Los amigos alemanes del viaje.

Estaba a mitad de camino y era temprano todavía. A pesar de que no pasaban muchos autos, tenía la certeza que no esperaría mucho tiempo.

Y así fue. No pasaron más de 40 minutos hasta que un señor, que andaba en una camioneta con materiales de construcción, paró y ofreció llevarme. Lo curioso fue que cuando paró junto al lugar en el que estaba, una señora le preguntó si también la podía llevar a ella y a su hijo. Al menos eso fue lo que entendí con mi escaso conocimiento del idioma bosnio. Ya lo aprenderé.

El señor no tuvo ningún problema y nos subimos los tres a la camioneta. Ninguno de ellos hablaba inglés, ni menos español, así que no cruzamos palabra. Sin embargo, podía sentir que la señora y el niño estaban un poco curiosos por mi presencia. Sentía que me miraban y hablaban de mi en el asiento trasero.

haciendo autostop de sarajevo a nosnia
Esa parada de bus me ayudó mucho.

En un momento la señora le preguntó al chofer acerca de mí. Al darme cuenta de eso me di vuelta y les hable de donde venía y que estaba haciendo autostop de Sarajevo a Mostar. ¿Chile?, dijeron con cara de no tener idea de donde quedaba Chile. Como pude les comencé a explicar que quedaba muy lejos, del otro lado del charco. Incluso les mostré en el mapa donde estaba el país. Quedaron muy impresionados por lo lejos que estaba.

Fue un dialogo corto, pero que sirvió para romper el hielo. Después de eso el ambiente se sentía mucho más relajado.

La señora y el niño se bajaron en la ciudad de Jablanica. Al bajarse del auto trataron de pagarle al señor por el viaje, pero él no quizo recibir el dinero. Se negó. La señora insitió, pero no logró nada. Finalmente guardo el dinero y le agradeció un par de veces diciendo «Puno hvala» (muchas gracias) y se despedió de él y también de mí. Fue un gran gesto el del señor.

Después de eso no interactuamos mucho más, ya que no podíamos comunicarnos. Lo único que sabía era que él pasaba por Mostar y que ahí me tenía que bajar.

El viaje fue hermoso. Gran parte del camino lo hicimos en medio de las montañas y junto al hermoso río Neretva. Sus aguas verdosas y azuladas, reflejaban la belleza de la naturaleza del paisaje de Bosnia. Me pasé el viaje pegado a la ventana mirando y disfrutando lo que tenía frente a mis ojos. Disfrutando el momento presente, sin pensar en la espera y el calor que había sufrido previamente. Solo disfrutando.

autostop entre sarajevo y mostar
¡Qué linda ruta!

En menos de dos horas llegamos a Mostar. El señor me dejó cerca del shopping de la ciudad y luego continuó el viaje. Le agradecí mucho por haberme llevado hasta la ciudad y por la buena onda.

Como era temprano y no tenía prisa, ya estaba en Mostar que era lo importante, aproveché de dar un pequeño paseo por la ciudad. Ya había visitado Mostar en el año 2017, por lo cual ya conocía gran parte de la ciudad.

Aproveché de caminar un poco más, pero hacía mucho calor así que me fui a pasar el resto de la tarde junto al espectacular Puente Viejo de Mostar, el mayor punto turístico de la ciudad.

Sentado junto a las aguas verdosas del río Neretva y descansé y reflexioné sobre la jornada. Después de, se podría decir, dos días de viaje finalmente estaba en Mostar ¡Lo había logrado!

Había sido un gran día para hacer autostop entre Sarajevo y Mostar. Todo había fluido sin problemas y no había esperado casi nada. Además, había tenido la suerte de conocer personas que dedicaron parte se su tiempo para ayudarme durante el viaje. No podia estar más agradecido por la experiencia, por lo demás muy diferente al día anterior.

Terminé el día de la mejor forma. Viendo el atardecer junto al hermoso y antiguo puente otomano de Mostar, agradeciendo por lo vivido y sobre todo disfrutando del maravilloso paisaje que me rodeaba.

No podría haber elegido un lugar mejor.

puente viejo de mostar
Misión cumplida.

Gracias por llegar hasta acá. Esta fue mi experiencia haciendo autostop entre Sarajevo y Mostar, dos hermosas ciudades de Bosnia y Herzegovina.

No fue un viaje fácil como pudiste notarlo. Tuvo un día muy malo y otro buenísimo. Fue una gran experiencia con la que pude conocer un poco más de este hermoso país y su gente. Me encanta viajar a dedo.

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¡Saludos viajeros!

Pato – En Modo Viajero

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